domingo, 18 de octubre de 2009

La diferencia entre el día y la noche

Los Judas, la diferencia entre el día y la noche es la comparación que se puede hacer entre estos dos hombres, llamados apóstoles por Jesucristo.

La Biblia no nos habla mucho acerca de Judas Lebeo, por sobre nombre Tadeo, pero al estudiar el significado de su nombre y sobrenombre nos podemos dar cuenta de aspectos importantes en su carácter.

Tadeo significa “niño de pecho” o “nene de mamá”, y Lebeo es semejante y significa “corazón de niño”.

No sabemos si el sobrenombre se lo pusieron sus padres, o los discípulos. Pero lo usaban no sólo para diferenciarlo del otro Judas (el Iscariote) sino porque era un rasgo muy marcado de su personalidad.

Jesús cambió los nombres de varios de sus discípulos, pero no cambió el sobrenombre de Judas Tadeo. Este sobrenombre dado por los hombres coincidía con la visión de Dios, pues este discípulo tenía un corazón de niño.

Su corazón se le puede identificar fácilmente dos de las bienaventuranzas:
Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación. Mateo 5:3-4
Una de las característica de un niño es su impotencia (pobreza de espíritu) y el llanto que muchas veces acompaña dicha impotencia. Pues bien, Judas Lebeo, Tadeo, el niño de mamá, el hombre con corazón de niño era bienaventurado.

Por otro lado, la contra parte es el más notorio y universalmente despreciado de todos los discípulos: Judas Iscariote, el traidor. Cada vez que Judas es mencionado en los evangelios es para darnos a entender como este hombre se fue corrompiendo hasta finalmente ser poseído totalmente por las tinieblas, por el mismo diablo.

La Palabra de Dios hace varias referencias a Judas, pero él, era tan común y ordinario como los demás.

Empezó exactamente como los demás discípulos, pero nunca quiso apoderarse de la verdad por fe, por lo que en lugar de ser transformado por la luz, fue atraído por las tinieblas.

Mientras los demás crecían como hijos de Dios, Judas Iscariote se transformaba más y más en hijo del infierno.

Se puede decir mucho respecto a Judas, pero solo estableceremos 3 puntos:

1.- La vida de Judas nos enseña que es posible estar cerca de Dios y asociarse con Él de forma superficial, y sin embargo estar totalmente endurecidos por el pecado.

Esto debe de llevarnos a escudriñar diariamente nuestra vida y cuidar nuestro caminar con Jesús para asegurarnos de estar realmente apasionados por Él y de hacer las cosas por los motivos y razones correctos, todo es por, con y para Él.

2.- La vida de Judas nos enseña que no importa que tan pecadora y malvada sea una persona, ni la traición o ataque a Dios y a Sus Propósitos: SU PLAN NO PUEDE SER FRUSTRADO O DETENIDO.

Esto debe de darnos seguridad de que Dios sigue teniendo todo en control por muy amenazador que se vea el porvenir; y debe de darnos humildad para en lugar de ser oposición, estar caminando de acuerdo a Su Voluntad y Plan soberano.

3.- Hay un tiempo para arrepentirse, si no hay reconocimiento, después será muy tarde.

Judas tuvo las mismas oportunidades que lo demás apóstoles. En el artículo anterior hablamos de Simón el Zelote y de como al igual que Judas, comenzaron a seguir a Jesús por cuestiones políticas y ambiciones personales, sin embargo Simón el Zelote decidió cambiar su apreciación y encaminarse a la Luz admirable de Cristo, mientras que su compañero, Judas Iscariote, decidió que la oscuridad lo envolviera.

Ciertamente el estudiar la vida de los Judas nos lleva hacer una comparación entre el día y la noche.

"Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne." Romanos 13:13-14

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