sábado, 26 de septiembre de 2009

Simón el Zelote

Es posible que de todos los apóstoles que llamó Jesucristo, Simón el Zelote y Judas Iscariote comenzaron a seguir a Jesús por razones políticas.

Simón era leal a la causa de los Zelotes, grupo nacionalista judío que se rebeló contra Roma. Los romanos se referían a los Zelotes como los "sícari" (hombres de la daga).

En el incidente del arresto de Jesús en el Jardín del Getsemaní, entre los apóstoles habían dos espadas. Una era de Pedro y la otra de Simón el Zelote. Una de ellas estaba en la mano de un inexperto y rudo pescador que en vez de partir la cabeza del siervo del Sumo sacerdote, le cortó la oreja. Pero la otra estaba en manos de un experto en usarla, sin embargo no lo hizo.

¿Por qué?

¿Sería porque no le dieron tiempo? Recordemos que el era un guerrero siempre listo a presentar defensa y atacar en los momentos más difíciles.

Lo más acertado de pensar es que decidió no usar la espada por que, en un inicio comenzó a seguir a Jesús pensando que en algún momento iba a tener que desenvainarla, pero conforme fue sometido a la enseñanza y capacitación de Jesús, comprendió que la espada no era la forma de alcanzar la libertad, sino el seguir a Jesús con una lealtad incuestionable.

"...y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. " Juan 8:32

Simón, el Cananista, no habló, no actuó, no dañó, ¿Por miedo? No, en su entrenamiento aprendió a tener nervios de acero; no lo hizo porque comenzó a dar evidencias de su nueva forma de pensar en la que manifestó una nueva forma de actuar.

Simón no destacó por lo que hizo sino por lo que NO hizo. Y esto no tan solo fue una lección para Pedro (el otro Simón), sino para nosotros el día de hoy.

En Getsemaní habían 2 espadas, una se usó la otra quedó en la vaina; un Simón actuó, el otro quedó en la sombra.

¿A cual de los 2 me pareceré hoy?

Este hombre que una vez estuvo dispuesto a matar por defender su agenda política, encontró una causa más fructífera y digna de dar su vida defendiéndola no con espada de hierro, sino con la espada de la Palabra de Dios.